Cuando empecé a escribir en mi vida adulta, era porque tenía miedo a perder la memoria. Tenia miedo de perder datos contingentes a mi estabilidad económica y como extensión de eso, de cómo llegue a donde estaba en ese punto. Creo, quiero pensar, que recuerdo lo mas importante antes de eso. Escribir se ha vuelto, con el tiempo y habito, en mi agarre con la realidad, porque las lagunas, la disociación, los episodios de pensamiento desorganizado, el pánico, ansiedad y despersonalización van y vuelven. Los sueños se me olvidan. La belleza decae. Lo oculto entre líneas se queda ahí. Algún día moriré, me da miedo estancarme viva. Poca gente me ha visto en el fondo de mis crisis, definitivamente en las peores estuve sola, y poca gente ha tenido la dicha de presenciar mi orgasmo, de verme eufórica ante la vida, claro es que solo yo dimensiono la complejidad de ese placer. Mi madre me llevó a actividades de estimulación temprana en mis primeros años, y agradezco tanto pero tanto eso; que el entorno donde crecí me empapara de lenguaje. Español, inglés, imágenes, dibujos, juegos, legos, instrumentos, cámaras, teléfonos, computadoras, consolas, cartas, juegos, magia. Qué fascinante, y cuando volteo a ver lo mío: yo no he inventado nada, yo no he creado nada, yo solo he dejado que las formas me transfiguren y las vuelva a expresar, las reconfigure, para al final acercarme a algo, cumpliendo una recursión. Este siempre ha sido y siempre será mi camino. Hace poco me di cuenta que estaba deprimida, me di cuenta que llevaba demasiado tiempo extendiendo mi energía solo para vivir, semanas, quizás meses? y la cosa que no quería admitir pero no puedo negar: Intentar crear algo se desvanece como arena de las manos, dejando solo espinas de lo mucho que trato de sostenerla, de lo mucho que me aferro a querer plasmar algo que me sobrepasa. No es algo completamente nuevo pero nunca habia sido tan intenso. Saber que soy capaz de tanto con este cuerpo y mente, que sé más que suficiente para materializar cualquiera de mis ideas, sintetizar todo sonido, trazar un nuevo símbolo, portar cualquier máscara, bailar cualquier paso, cifrar cualquier mensaje, y aún así, no me puedo mover, no me quiero mover, y a veces preferiría morir, me rompe en llanto. Ayer dije No siento nada viendo lo que hace el resto. Donde antes habitaba curiosidad y apertura a las sensibilidades de otros ahora no siento nada. Y si siento algo, es asco, la angustia de que yo no puedo corresponderlo en mi práctica. Todo lo cuestiono, todo lo que se me presenta estéticamente, se revuelve con mis penas y confusiones. No puedo reescribir encima de ello, se mantiene sin forma - me pierdo - me perdí. Estoy confundida, no logro reconciliar, no sé cómo comunicar esto. Estoy cansada. No quería perder la cercanía de alguien que amo tanto. Los meses se van en un solo tramo deslizándose entre tardes y pesadillas. Ayer dije Estoy saturada de información. Estoy desconfiando de las personas. Casi nada sostiene el significado de las cosas entre sí. Esta sensación de vacío me acompaña a todos lados. Imagenes violentas me cruzan sin permiso. Es horrible. Abro y cierro mis manos, respiro profundo, siento cada punta de mi sistema nervioso, cada celula, gota de sangre, y a puño de letra escribo mientras digo en voz alta lo que esta creo que esta pasando, voy al borde fenomenológico como una cuerda floja. Un paso en falso y la tela se rompe, la nota desafina, la película se quema; siento que voy a perder la cordura. Hoy me veo al espejo ¿Qué veo? Es un día distinto ¿sostengo lo que escribí? me ví inclinada a editarlo — no puede ser que estuviera tan miserable! pero si era la forma mas auténtica en la cual me sentía! ahora me da pena! no puedo publicar eso! Este dolor tiene razón de ser, éstas ganas de desaparecer tienen motivo, ese periodo de gracia fue otro ciclo para volver a lo que genuinamente se ha perdido. La pérdida es real. Las cosas son distintas. Eres distinta. Está bien llorar, está bien llorar de noche, está bien llorar sola de noche. Recuerda lo que escribiste en la pared desesperada: Ese dolor es una joya, que solo tú puedes proteger. No es momento de hablar Hoy me veo al espejo ¿Qué veo? Quienes me prestan su atención excitan la que habita en mi. Un poco de luz y goce en el guiño existencial — ¡te veo! Qué sexy. No hace falta tomar una foto, darle un dulce al ojo en la pantalla, ni hablar demás. Manoescribo con el fin de celebrar mi sémica, la legibilidad sobra. Mejor si la máquina no transcribe y categoriza tan fácil, mejor si exige intención del otro para conversarlo, que se niegue a ser entretenido. y aún, con esa cómoda distancia y desdén entre quien lee y quien escribe, claro sea que lo escrito fue para ser leído Me quedo en paz sabiendo que canté con mi propia voz lo que quería cantar. Me dirijo con excelencia. No está en mis manos quién quiere leer el libro abierto, quién escucha música entre el ruido, quién se acerca, ni quién se va, ni quién se queda. Qué bello es este sueño. Qué bello es el lenguaje, qué bellos es el silencio. Qué dicha transpirarlas, como extensiones de mi, como yo extensiones de ella. Como la fé al destino; le entrego algo a ella y ella me entrega todo. Me han dicho entre besos lo adictiva que soy, y sí que lo soy. Me beso, sonrio, y me toco en el espejo. Mirada fija en mi reflejo ¿Qué veo? Devoción divina Cuerpo angelical Articulación descriptiva Resonancia musical Asombro semiológico Negación perceptual Pensamiento cibernético Amor impuro Espíritu Observadora vacía Yo soy nada Soy la reina nada Y esa es la verdad